Gladys Fernández, auxiliar de servicio de la Escuela de Contabilidad y Auditoría de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo (ESPOCH), es un rostro conocido por generaciones de estudiantes y docentes que han recorrido los pasillos de esta prestigiosa institución. Con 34 años de servicio, su labor ha sido fundamental en el día a día del campus, pero recientemente, Gladys ha dado un paso más allá de sus funciones habituales.
En un acto de generosidad que sorprende por su simpleza pero también por su gran significado, la auxiliar decidió donar 50 sacos de cemento para la construcción de los bordillos que rodean los edificios que han sido su lugar de trabajo durante tres décadas.
La acción de Gladys no tiene otro propósito que expresar su agradecimiento a la ESPOCH y al rector Byron Vaca, quien ha sido un gran apoyo en su trayectoria laboral. Para ella, el gesto de donar este material de construcción es una forma de “devolver” parte de lo que la institución le ha brindado durante tantos años.
“Es mi manera de ser grata con la institución que me dio un lugar para crecer, y con el rector que siempre me ha tratado con respeto y amabilidad”, expresó Gladys. La entrega de los 50 sacos de cemento simboliza no solo un aporte material, sino también un testimonio de su fidelidad y compromiso con la comunidad educativa.
La noticia de su donación rápidamente se difundió por el campus, donde estudiantes, profesores y personal administrativo no tardaron en reconocer el gesto desinteresado de Gladys.
De su parte, el rector Byron Vaca, al conocer el acto de Gladys, expresó su agradecimiento, destacando la nobleza del gesto. “Es una acción de generosidad y amor por nuestra institución que nos llena de orgullo”, dijo Vaca. “Gladys es un ejemplo de lo que significa ser parte de esta comunidad, su compromiso y su gratitud son una inspiración para todos nosotros”.
Mientras las obras avanzan en la ESPOCH, los nuevos bordillos, que delimitan las instalaciones de los edificios que ella ha cuidado durante años, serán testigos de una acción que va más allá de las palabras: un acto de generosidad genuina y de profunda gratitud. Gladys Fernández deja una huella imborrable en la ESPOCH, reafirmando que el verdadero valor de una persona no solo está en su trabajo, sino en su capacidad para retribuir lo recibido con amor y dedicación.
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