En un esfuerzo por combatir la contaminación causada por los plásticos convencionales, un grupo de estudiantes de la carrera de Bioquímica y Farmacia de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo desarrolló un bioplástico biodegradable a partir del almidón de papa. Este proyecto no solo busca reducir el impacto ambiental, sino que también promueve el uso de recursos locales y el desarrollo de alternativas sostenibles para la industria.
Ecuador, y en particular la provincia de Chimborazo, es una de las principales productoras de papa en la región. Esto convierte a este tubérculo en una materia prima accesible y sostenible para la fabricación de bioplásticos. La variedad superchola, utilizada en el proyecto, contiene aproximadamente un 80% de almidón, lo que la hace ideal para este tipo de aplicaciones. Además, con más de 800 especies de papa en el mundo, existen grandes posibilidades de optimizar el proceso explorando variedades con mayor contenido de almidón o propiedades específicas.

El equipo de investigación de la ESPOCH desarrolló un proceso eficiente y respetuoso con el medio ambiente. El almidón de papa pasa por un proceso de gelatinización, al que se le añaden glicerina y ácido acético. Esta combinación permite obtener un material flexible, resistente y completamente biodegradable.

Una de las mayores ventajas de este bioplástico es su rápida degradación: mientras que los plásticos convencionales pueden tardar más de 100 años en descomponerse, este material se degrada en un período de 42 a 90 días, lo que lo convierte en una alternativa viable para reducir la acumulación de residuos en el planeta.

El proyecto se enfoca en la producción de bioplásticos para la industria agrícola, ofreciendo una solución ecológica para la fabricación de coberturas plásticas biodegradables. Además, sus creadores estiman que su uso podría reducir la huella de carbono en un 70%, contribuyendo significativamente a la lucha contra el cambio climático y al impulso de la economía circular.
El equipo de estudiantes conformado por Estefanía Cañizares, Ronny Ebla, Ainy Estrada y Sara Gavilanes, bajo la tutoría del PhD. Roberto Naranjo, tiene como objetivo patentar la tecnología y, en el futuro, industrializar la producción de bioplásticos. Con este paso, esperan llevar su innovación a un nivel comercial, beneficiando tanto al sector agrícola como al medio ambiente.
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RL.ESPOCH.2025